Hay unos hechos objetivos como que las clases empiezan en septiembre.
La admisión y matrícula de los alumnos, por tanto, tiene que estar resuelta ANTES de que empiecen las clases.
Es evidente que para que eso ocurra, la gente que realiza estos trabajos tendrá que organizarse para que eso se realice en tiempo y forma.
En muchísimas empresas los períodos vacacionales están condicionados por el calendario del propio trabajo.
Los trabajadores tendrían que organizarse de manera que el trabajo saliese adelante, cogiendo turnos de 15 días los meses de julio y agosto, por ejemplo.
Desde mi punto de vista, es tan ridículo como si los bomberos exigiesen coger las vacaciones en agosto.
Dicho esto, es cierto que el problema no lo provocan los trabajadores, sino las propias universidades que no organizan adecuadamente el trabajo.
Si las universidades dijesen que las admisiones y matrículas se tramitan en julio y agosto, estableciendo esos meses hábiles para los trabajadores implicados (no son solo los técnicos de administración; afecta a conserjes, limpiadores, informáticos, personal de mantenimiento, jefes de lo que sea que tengan que firmar los expedientes...) y organizando las vacaciones correctamente, el trabajo estaría hecho.
Los problemas no son técnicos en la mayor parte de los casos: son organizativos.
