La Facultad de Medicina de Valladolid ha celebrado recientemente la primera prueba ECOE llevada a cabo en esta provincia. Esta Evaluación Clínica Objetiva Estructurada está tomando fuerza en las universidades de toda España desde hace unos años al comprobarse que es una manera realmente eficiente de medir la competencia, es decir no sólo conocimientos, sino las actitudes y las habilidades clínicas de los estudiantes.
El año pasado, durante la Conferencia Nacional de Decanos, surge la idea de plantear una prueba, homologada en todas las facultades del país, que permitiese a los alumnos demostrar sus habilidades de forma más amplia en varios niveles. “Creemos que la destreza se demuestra con la ejecución”, asegura Ricardo Rigual, decano de la Facultad de Medicina de Valladolid y presidente de la Conferencia, “por lo que algunas de las pruebas que han de ejecutar estos jóvenes pasan desde poner una sonda o realizar una RCP a un maniquí hasta manejar una situación de síndrome febril en un lactante o abordar una situación de maltrato y así enfrentarse a una situación de comunicación directa con pacientes simulados, para demostrar su empatía y profesionalidad”.
A raíz de los nuevos planes de estudios se espera que estos nuevos métodos terminen por imponerse definitivamente, por lo que se estima que en cuatro años este examen ECOE será obligatorio en todos los centros españoles, un objetivo a alcanzar para Rigual, ya que es consciente de que “muchos alumnos retienen mejor aquello que se les evalúa”.
Este año, la prueba que se ha llevado a cabo en Valladolid era de carácter voluntaria y se ha tenido que limitar el número de alumnos que la realizaban a 40 para poder ir evaluando los resultados y los aspectos susceptibles de mejora para años posteriores.
Esta evaluación abarca casi todas las áreas clínicas en la parte escrita y en la parte práctica, desde Cirugía hasta Traumatología, pasando por Anestesia y Reanimación, Medicina Interna, Medicina de Familia, Toxicología, Ginecología, Psiquiatría o Pediatría. Su contenido se estructura en doce estaciones divididas en dos bloques: dos estaciones de evaluación escrita (una prueba escrita de 60 preguntas de elección múltiple que incluye pictoriales (imágenes clínicas) y una prueba de ensayo estructurada de preguntas restringidas vinculadas a 4 pictoriales) y 10 estaciones prácticas de las cuales 4 son estaciones mediante simulaciones con maniquí (para sondaje RCP y exploración) y 6 estaciones con pacientes simulados y estandarizados en las que los estudiantes han realizado las habilidades solicitadas reconstruyendo todo el escenario y el proceso por el que los jóvenes tendrán que pasar el día de mañana en las diferentes especialidades con sus pacientes.
Una puesta en escena que ha implicado a 52 personas (coordinadores, entrenadores, observadores, actores y logistas) para lograr una correcta ejecución de todas las partes de este examen. El diseño y planificación de la prueba ha corrido a cargo de Verónica Casado Vicente, profesora asociada de Medicina y especialista de Medicina de Familia, experta en formación y responsable de otras pruebas ECOE en formación especializada que junto con el profesor titular de Medicina y especialista en Medicina Interna, José Luis Pérez Castrillón han coordinado y puesto en marcha esta primera prueba ECOE de la Facultad de Medicina “con la que los estudiantes han quedado muy satisfechos”, calificando la organización de la misma con una puntuación muy alta.
Las estaciones prácticas se han elaborado sobre supuestos clínicos de eminente contenido práctico cuyos contenidos formativos están en relación a habilidades clínicas, habilidades comunicativas, uso de la información, pensamiento crítico y fundamentos científicos de la medicina, según afirma Casado. Y gracias al magnífico trabajo de entrenadores, observadores y logistas esta ECOE ha funcionado como un reloj de alta precisión. Según esta doctora los objetivos de la prueba eran tres: familiarizar a los alumnos con pruebas de competencia clínica que evalúan no sólo conocimientos sino habilidades y actitudes, permitir al alumno una autoevaluación competencial y realizar un feed-back a los profesores.
“Es una evaluación muy completa, porque se valoran una serie de elementos que en otro examen no se podrían tasar”, aseguró Pérez Castrillón. “Tenemos que seguir avanzando por este camino para conseguir que la ECOE sea lo más completa posible, hasta alcanzar las 20 estaciones que están estipuladas por la Conferencia Nacional de Decanos”, apuntó.
Pérez Castrillón aseveró que la realización de este examen “supone un esfuerzo importante para todos los organizadores”, pero que merece la pena para el futuro de los estudiantes “porque lo que en esta prueba se enseña, se enseña realmente bien”.
Casado considera que este tipo de exámenes son claves en el avance en la formación en competencias porque permite incorporar metodologías docentes y evaluativas de alto impacto en el aprendizaje. Desde hace algunos años, múltiples grupos de expertos en evaluación de competencia a nivel de Facultad seleccionan especialmente cuatro procedimientos para evaluar la consecución de las competencias en el grado y son las preguntas de respuesta múltiple, la ECOE, la observación estructurada y la carpeta de trabajo siendo especialmente recomendados los dos primeros.
Este año, según afirma Casado ha sido un auténtico reto coordinar a tantas personas y conseguir que la prueba tuviera un sólido nivel en su construcción y diseño y esto ha sido gracias al firme apoyo del equipo decanal dirigido por Rigual y al gran compromiso y trabajo con el proyecto de todos los implicados en el mismo. Y no debe olvidarse el buen hacer de los actores en la recreación de las diferentes situaciones clínicas. Y por supuesto esto no hubiera tenido sentido sin la participación en el proyecto de los alumnos cuya colaboración con la prueba ha sido excepcional
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