-¿Adónde vas, papá?
-A las clases de los médicos.
-¿Otra vez?
Eugenio Fernández, de Onís, acaba de cumplir 32 años. Ya hizo el MIR años atrás, pero el número que obtuvo no le permitió elegir la especialidad quirúrgica que siempre había soñado. Cursó otra, la terminó, la ha ejercido algunos años y ayer volvió a intentarlo… pero en este caso con unos años más y con tres hijos -entre ellos la mediana, Sofía- que en las últimas semanas le preguntaban por qué estaba tan ocupado. «Preparar el MIR a estas alturas es un proyecto de toda la familia», corrobora su mujer, que le acompaña hasta la puerta del aula del campus ovetense del Cristo donde se congregaron 1.863 titulados en materias sanitarias que aspiran a especializarse.
La citada cifra era la de convocados. Con total seguridad, en la práctica habrá sido menor el volumen de candidatos que se examinaron para competir con colegas de toda España en busca de una plaza que dé acceso a formarse en una especialidad sanitaria. En los edificios del Cristo estaban citados 833 enfermeros, 797 médicos, 99 psicólogos, 91 biólogos, 15 químicos, 14 farmacéuticos y 14 radiofísicos.
En el conjunto de España, estaban inscritos 35.959 aspirantes en las siete convocatorias. La de médicos es, con muchísima diferencia, la que más plazas tiene en disputa: 6.149 para 11.696 candidatos.
La prueba de ayer, que se celebra con periodicidad anual, tenía algo de última oportunidad en el caso de los que aspiran a ser médicos internos residentes (MIR). El número de plazas que oferta el Ministerio de Sanidad está disminuyendo: en este caso, el 3,7 por ciento, con la ventaja para ellos de que el número de inscritos ha caído en un 14,4 por ciento. Pero, si la realidad no contradice las previsiones, en los años venideros se incrementará de forma notable el número de licenciados que saldrán de las facultades de medicina españolas. La causa es que años atrás se creyó que la necesidad de médicos aumentaría y que, en consecuencia, debían elevarse las cifras de admitidos. Además, se autorizó la apertura de nuevas facultades.
Los números cantan. Un portal de internet especializado en esta materia, «MIRentrelazados», estima que a la prueba de ayer concurrieron algo más de 4.900 recién licenciados en medicina, que el año pasado no habían llegado a 4.700, y que el año que viene serán casi 5.700. Conclusión: en los próximos años se complicará la lucha por una especialidad médica. Máxime cuando la precariedad en el empleo de los facultativos invita a pensar en un aumento de los que, después de haber realizado una especialidad, concurran de nuevo el examen para así garantizarse al menos otros cuatro o cinco años de trabajo y salario. De otro lado, habrá que ver cómo evoluciona la cifra de aspirantes provenientes de países latinoamericanos.
Por el momento, el Ministerio ya decidió, para el examen celebrado ayer, subir la nota de corte, que ha pasado del 30 al 35 por ciento de la media de los diez mejores exámenes. Otra medida controvertida fue reducir a la mitad -del 8 al 4 por ciento del total- el cupo de plazas reservadas para médicos extracomunitarios: un drástico recorte destinado a frenar la creciente afluencia de médicos latinoamericanos.
Jaime Baladrón, director del Curso MIR que se desarrolla en Oviedo, se pasó por las aulas del Cristo al final del examen para cambiar impresiones con sus alumnos. Confía en que el 95 por ciento de los aproximadamente 800 alumnos matriculados rebasen la nota de corte impuesta por Sanidad. «Ésta es la mejor promoción que hemos tenido hasta la fecha», sostiene. Ahora viene la incertidumbre sobre la plaza que cada cual obtendrá. Lo que no ofrece dudas es que, desde hoy, Sofía podrá disfrutar más de la presencia de su padre
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