En los países anglosajones las facultades de Medicina están evaluando criterios alternativos a los conocimientos para admitir a sus futuros estudiantes, en concreto, aspectos no cognitivos relacionados con la personalidad de los alumnos. En España, esta práctica se puede extender tras la decisión del Ministerio de Educación de eliminar la selectividad y dejar vía libre a las universidades para que elaboren sus propias pruebas de acceso.
“Muchos profesores compartimos la idea de la evidente necesidad de modificar los actuales criterios de selección de los candidatos a estudiar Medicina”, ha asegurado a Redacción Médica el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, Felipe Rodríguez de Castro. Los docentes solicitan que se evalúe “más allá de la nota actual” y que se “prime el perfil humano y vocacional orientado al ejercicio profesional”, asegura el decano.
Según los expertos en educación médica, las calificaciones que obtienen los alumnos en su etapa preuniversitaria guardan relación con los resultados logrados en los dos primeros años de la carrera, pero no con los alcanzados en los últimos cursos o con la competencia clínica conseguida. De hecho, “los estudiantes más brillantes en las asignaturas de ciencias en el bachillerato tenían unos intereses más limitados y más dificultades en las relaciones interpersonales”, relata Rodríguez de Castro. Estos datos llevaron a un número significativo de facultades de Gran Bretaña, Estados Unidos o Canadá a evaluar la personalidad de los alumnos.
Con el nuevo Real Decreto de acceso a la universidad, éstas podrían establecer evaluaciones específicas de conocimientos y competencias, aunque aún habrá que definir de qué manera. De cualquier manera, el 60 por ciento de la nota final para acceder a una universidad corresponderá a la calificación del bachillerato.
Por su parte, el Consejo de Estado ha advertido sobre la pérdida de igualdad de oportunidades en el acceso a los estudios si cada universidad plantea un criterio distinto de admisión. En este sentido, el Real Decreto señala que este proceso se realizará “con respeto a los principios de igualdad, no discriminación, mérito y capacidad”.
De esta forma, las facultades de Medicina quieren aprovechar la coyuntura para establecer un procedimiento homogéneo de admisión. Sería a través de una prueba común específica, “de diseño centralizado y ejecución descentralizada”, como propone Rodríguez de Castro, quien recalca que esta prueba tendría que ser diseñada por expertos y que contemplara aspectos no exclusivamente cognitivos. Este proceso debería acabar en un listado único nacional de todos los candidatos
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