Están entre los mejores MIR de España tras lograr colocar sus expedientes en la lista de los 400 con mayor puntuación del país. Competían con más de 13.600 residentes en las pruebas MIR que se celebraron el pasado febrero para intentar obtener una de las 6.400 plazas de formación de la sanidad pública. Son Sara Domínguez Bengoa, que quedó en el puesto 241, y Pablo Álvarez-Buylla Álvarez, con el número 362. Ambos quieren ser cirujanos plásticos y se formarán en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), el único centro sanitario del Principado que dispone de esta especialidad médica.
Pablo, de 26 años, es de Oviedo y con raíces médicas en su familia (el Hospital de Mieres lleva el apellido de un primo segundo de su abuelo). Estudió en Salamanca y regresa a Asturias, «donde hay una muy buena sanidad pública». Sara tiene 25 años y es de León. Eligió el HUCA para su residencia por una razón: «No por Asturias, que es muy bonita y que conozco muy bien por mis padres, sino por las buenísimas referencias que me dieron del servicio de Cirugía Plástica, con una amplia experiencia docente».
«Lo primero es formarse»
Los dos aseguran que siempre desearon ser cirujanos y que en la rama de la plástica «se pueden hacer muchas cosas, desde reconstrucciones de mama hasta cirugía de la mano, colgajos o microcirugía», indica Sara Domínguez. La posibilidad de gozar de una mayor salida laboral, algo que se vincula a la elección de cirugía plástica entre los nuevos médicos, no fue lo que inclinó su balanza. «Tengo un amigo anestesista que encontró trabajo en dos meses. No creo que cuando sea cirujano plástico tenga esa suerte», responde Pablo Álvarez-Buylla.
Estos residentes, que se han hecho con las dos únicas plazas formativas que había en Asturias, prefieren ir paso a paso. «Lo primero es formarse y hacerlo bien», indica Sara. Pablo, por su parte, dice no tener intención de trabajar en la privada» y cree que, «en medicina, no todo es curar. También es bueno mejorar la calidad de vida de la gente», algo que desde la cirugía plástica está al alcance de la mano. Similar opinión mantiene Sara: «Los cirujanos plásticos, algo a lo que aspiro a convertirme, ayudan a mejorar el día a día de las personas». Recuerda, en este sentido, lo sucedido a una amiga suya que se cortó la mano con un cristal y se seccionó tres tendones y un nervio. «Fueron los plásticos los que solucionaron su problema»
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