La dilatada y dificultosa gestación del Real Decreto de Troncalidad prosigue consumiendo etapas en busca de una definitiva aprobación que siente las bases de una nueva formación de los futuros médicos especialistas del Sistema Nacional de Salud. El hombre que pilota el proyecto, José Javier Castrodeza, director general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, ha aportado recientemente dos novedades al proyecto, desigualmente recibidas. Bien la flexibilización del periodo troncal, mal (o sería mejor decir insuficiente) la ampliación de la formación en Neurología, una de las especialidades que se está mostrando más crítica con el proyecto ministerial.
Y es que los neurólogos siguen sin estar conformes con ese año adicional que el Ministerio ha concedido a la formación en la especialidad. La propuesta oficial es todavía insuficiente, según ha subrayado el presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Jerónimo Sancho, que junto con la Comisión sigue reclamando un sexto año de especialidad.
La propuesta inicial constaba de dos años de troncalidad médica y dos en Neurología, y con la modificación se ha sumado uno más a la especialidad. Ya desde el año 2000, cuando se empezó a escuchar el concepto troncalidad, fue cuando Neurología, junto con otras especialidades como Neumología, Aparato Digestivo y Anestesiología, decidieron poner de manifiesto la necesidad de introducir un año más de formación en su campo.
En 2005, Neurología redactó un programa formativo que incluía cinco años, con un año de general y cuatro de especialidad, pero en 2007, con el inicio del trámite normativo, el Ministerio limitó la formación a cuatro años. El cambio logrado ahora no termina de satisfacer a la Comisión y a la SEN, que siguen sin estar satisfechos, puesto que siguen viendo una gran distancia entre la formación de los futuros especialistas españoles y la de los médicos del resto de Europa y Estados Unidos, una baza en contra a la hora de la homologación de títulos.
«Reformar para seguir igual», ha zanjado el presidente de la SEN. Es cierto que el Ministerio está intentando que la troncalidad posibilite una mayor eficiencia en la formación actual, corrigiendo las carencias actuales, con los cuatro años de residencia, y una formación excesivamente atomizada. Pero los cambios no son todo lo ambiciosos que Neurología demanda, no sólo en tiempo de formación sino también en creación de áreas de capacitación específicas como Neuropediatría, Neuropatología o Neurointervencionismo.
Pese a las quejas de la SEN, el Ministerio mantiene su línea de trabajo porque no advierte demasiadas críticas al proyecto de real decreto. Las más sonoras puede que hayan venido de las urgencias, que no cejan en su empeño de ser consideradas especialidad médica. Pero la impresión en el Paseo del Prado es que el proyecto está siendo suficientemente analizado y completado para que no termine siendo aprobado con un amplio consenso profesional.
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