Tal vez fueron muchos los motivos que me han traído a Madrid a estudiar el Grado de Medicina en la Universidad Autónoma, puede incluso que algunos de esos motivos ni siquiera los perciba como tales, pero una de las cosas que contribuyeron a que me diese cuenta de que quería y quiero ser médico fue el darme cuenta de que quería tratar con la gente, estar con la gente y ayudar, sobretodo ayudar.
No fui la típica niña que jugaba a los médicos a todas horas, más bien jugaba a ser recepcionista o secretaria y casualmente fue de las primeras cosas que descarté cuando empecé a preocuparme por “qué quiero ser de mayor”. Empecé a indagar en qué no me gustaba para ir descartando opciones y poco a poco fui acotando hasta dar con la que pensaba y pienso que es la profesión de mis sueños: ser médico.
¿Por qué elegí ser médico? Pues creo que elegí esta profesión por mi incansable sed por querer aportar algo a los demás, conocer, aprender, trabajar y tomar decisiones por y para los demás. Seguramente habría muchas otras profesiones que tuviesen estas primeras características que planteo, pero al dar por primera vez la biología de 3º ESO comprendí lo mucho que me gustaba esta asignatura, cuya programación se basaba en la evolución del ser humano y sus funciones vitales y al ir adentrándome en ella entendí que para poder ayudar a las personas, la mejor forma de hacerlo sería estudiar al ser humano como tal, pudiendo hacer todo lo posible por mejorar lo más importante que tenemos, nuestra vida, y que para ello es necesaria la salud.
Cada uno tenemos una visión distinta para cada cosa, cada persona, cada lugar, etc, por ello habrá quien no entienda la visión que yo tengo sobre el médico, el que tantos consideran o consideraban como “superior”. Desde mi punto de vista el médico tiene más conocimientos sobre salud y sobre enfermedad que el paciente, pero no por ello es superior, porque ambos son personas. Para mí, el médico está en igualdad con respecto al paciente, médico y paciente deben entenderse como iguales, ya que el médico necesita al paciente tanto como el paciente al médico. Creo que el médico debe de ser una persona capaz de estar al servicio de otras personas que son más vulnerables, por su estado de enfermedad, que él y que por ello debe actuar en beneficio del enfermo y tratarlo como persona, con respeto, con interés por entender sus problemas y con entusiasmo por trabajar para solucionar o mejorar su situación de enfermedad, no olvidándose de que quien realmente tiene que conocer su estado de enfermedad y entender qué acciones pueden llevarse a cabo para mejorarlas es el propio paciente. Desde que empecé a estudiar Medicina mi abuela me ha dicho muchas veces que el día de mañana, cuando tenga algún paciente, que le explique las cosas como si fuese a ella, con cariño y siendo consciente de que los pacientes no son conocedores de todas las enfermedades, técnicas, pruebas diagnósticas y demás tecnicismos y que debemos hacerles llegar de una forma simple y sencilla lo que les ocurre y lo que se puede hacer, porque ellos tienen que ser conocedores de qué les sucede.
Sé que no obtendré un premio Nobel en Medicina ni que seré la médico con más conocimientos del mundo, pero espero poder tener el mayor número de conocimientos posibles para poder ejercer como la médico que me gustaría ser, teniendo la capacidad de poder entender y comprender a mis pacientes y poder así ayudarles tanto como necesiten y pueda yo ayudar.