Hola
@robi,
Hace unos meses me encontré con un articulo interesante con 6 estrategias
1. Matricúlate en otra carrera de la misma rama de conocimiento, y cambia a Medicina el curso siguiente
Si ves que no te va a llegar la nota, puedes añadir a tu lista de opciones otro grado de la misma rama de conocimiento en la misma universidad donde quieres estudiar. Podría ser Enfermería, Fisioterapia, o cualquier otra de las carreras de la rama de Ciencias de la Salud.
Al ser de la misma rama y misma universidad, el primer año del grado debería tener las mismas asignaturas que Medicina (¡gracias Bolonia!). Luego y, al mismo tiempo que cursas tu primer año como universitario, te preparas la fase específica de la PAU para mejorar tu nota. Cuando esté terminando el curso, tienes dos posibles vías para cambiar a Medicina:
Hacer de nuevo la preinscripción: Aquí vuelves a competir con los estudiantes de nuevo ingreso. Para maximizar tus posibilidades, conviene mejorar tu nota de acceso presentándote de nuevo a la fase general y/o específica.
Pedir un traslado de expediente: Aquí los factores que se tienen en cuenta para aceptar o no tu traslado dependen de cada universidad. En general tendrán en cuenta tu nota de acceso, y tu expediente académico. Por lo tanto es importante sacar las mejores notas que puedas ese primer año. En esta vía también es muy recomendable presentarte de nuevo a la fase general y/o específica de la Selectividad.
En general, suele ser más fácil entrar mediante la preinscripción, donde compites con estudiantes de nuevo ingreso, que mediante traslado. Pero como puedes iniciar los 2 procesos de forma paralela no tienes nada que perder.
Debes tener en cuenta que no tienes una garantía de poder cambiar, por lo que lo mejor es matricularte en una carrera que te gustaría estudiar si no consigues cambiar a Medicina.
Pros: Al estudiar un grado de la misma rama, si consigues cambiar a Medicina se te convalidarán muchos o incluso todos tus créditos.
Contras: No tienes plenas garantías de que podrás cambiar a Medicina
2.
Estudia Medicina en una universidad privada
Las universidades privadas también quieren saber tu Nota de Admisión, pero suelen usar otros criterios que ellas mismas definen. Así que para acceder a una universidad privada, tu nota de bachillerato y de la PAU es importante, pero no tanto.
Aquí algo a tener en cuenta es el coste. El coste de matrícula anual para estudiar Medicina en la universidad pública oscila entre 757 € (en Andalucía) y 2372 € (en Cataluña), mientras en la universidad privada cuesta bastante más:
Multiplica estos costes de matrícula por los 6 años que duran los estudios de Medicina, y es una pasta. Dicho esto, puede haber ayudas a las que puedes optar – tanto becas como créditos. Para hacerte una idea realista del coste, habla con cada una de las universidades y solicita información de las ayudas al estudio que puedan tener.
Pros: No existe nota de corte
Contras: Puede costar hasta 25 veces más que la universidad pública dependiendo de la universidad donde estudies.
3.
Empieza Medicina en una universidad privada, y cambia luego a una universidad pública
Esta estrategia es un variante de la anterior. Puedes plantearte estudiar el primer año en una universidad privada, a la vez que tratas de mejorar tu nota de la PAU, y luego cambiar a la universidad pública que era tu primera opción.
Debes saber que en este caso tampoco tienes garantía de conseguir el cambio. Por tanto, si tienes dudas de ello y tu familia no te puede pagar fácilmente el coste de estos estudios, mejor valorar otra de las estrategias que te proponemos.
Pros: No existe nota de corte
Contras: No hay garantías de que una universidad privada te admita. Tienes que superar sus procesos de selección y tampoco tienes garantías de continuar tus estudios en la pública.
4.
. Estudia en el extranjero (y vuelve a España para el MIR)
¿Quién ha dicho que para ser médico en España, hay que estudiar Medicina en España?
Pues no, no hace falta. Puedes estudiar Medicina en el extranjero, obtener experiencia internacional, y luego volver a España para presentarte al MIR, u optar a diversos puestos para titulados médicos que no requieren especialidad.
Eso sí, tendrás que homologar tu título de medicina extranjero en España. El proceso suele tardar entre 6 y 10 meses.
Asegúrate de antemano que la titulación que escoges va a ser homologable. Para ello, un buen sitio para empezar es el Servicio de Información Administrativa del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. También es altamente recomendable pedir que la universidad te ponga en contacto con exalumnos que han podido homologar sus títulos en España. Si no los hay, mal asunto.
Así lo hizo el Dr. Claudio Vázquez Colomo, un almeriense que estudió Medicina en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Finalizó sus estudios en octubre de 2001 y desde entonces no ha parado de trabajar.
Pros: No existe nota de corte, obtienes experiencia internacional.
Contras: Para ejercer en España tendrás que homologar el título. Requiere mayor esfuerzo previo para investigar la calidad de la enseñanza y asegurar que el título sea homologable.
5.
Estudia un ciclo de Formación Profesional, y luego realiza la preinscripción para Medicina
Actualmente, desde cualquier ciclo de grado superior se puede acceder a cualquier grado universitario, sin necesidad de presentarse a la PAU. Si eliges esta vía de acceso, tu nota de admisión a la universidad será tu nota media del ciclo formativo de grado superior.
Además, puedes aumentar tu nota de admisión hasta en 4 puntos presentándote a la fase específica de la PAU. Es algo opcional, pero muy recomendable si quieres acceder a un grado universitario tan competitivo como Medicina.
Pros: No hace falta presentarte a la fase general de la Selectividad, puedes sustituirla por tu nota de FP, que deberás mejorar presentándote a la fase específica.
Contras: Tardas dos años más en entrar, y aún corres el riesgo de no obtener una nota suficiente.
Y 6.
Tómate un año sabático, y prepárate de nuevo la PAU para subir tu nota
Si no puedes entrar este año en unos estudios que te convencen, podrías tomarte un año sabático, o “gap year”. Es tiempo que puedes utilizar para preparar de nuevo la Selectividad para subir nota de cara al año próximo. Además podrías aprovechar el tiempo para viajar, mejorar tus idiomas (muchos textos médicos están escritos en Inglés), hacer voluntariado, ayudar en el negocio familiar… Las posibilidades son infinitas, y si lo planteas bien puede ser un elemento diferencial en tu currículum.
Pros: Puedes mejorar tus opciones para entrar en la universidad que más te interese. El tiempo invertido no cae en saco roto.
Contras: Tardas un año más, tienes que pasar de nuevo por la Selectividad, y aún así no tienes plenas garantías de conseguir tu plaza universitaria donde quieres.