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Usuario eliminado 6157
Guest
[font=Helvetica,sans-serif]Menudo cambio que ha dado el foro: empezando por la estética, y siguiendo con los nuevos miembros que se han unido, a los cuales les deseo mis mayores deseos de éxito y mi más sincera bienvenida a la comunidad. Mi ausencia desde hace muchos meses se debe principalmente a la nueva y maravillosa historia que he empezado a vivir desde entonces.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Realmente no recuerdo cuándo empezó mi motivación para empezar esta carrera, la cual no pinta muy bien leyendo los consejos que Esculapio dio a su hijo. Solo sé que era muy pequeño, y desde ese momento supe que quería ser médico. Cabe destacar que toda decisión tiene un componente externo, y en mi caso puede ser que, al tener familiares médicos, pude ver a los médicos como “héroes” desde pequeño hasta hoy, lo cual posiblemente me haya influenciado. A medida que iba creciendo, mi asombro por este mundo aumentaba, hasta el punto que me interesaban todas las noticias del campo médico y decidí que mi futuro tenía que ser ese. Mucha gente me dice que es “vocación” o algo así, pero yo les insisto que no. La vocación no se puede tener a esa edad, ni en la que tengo ahora. La vocación aparece cuando te enfrentas a la situación y no antes, pues tienes que vivirlo para llamarlo de esa forma.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Me considero un estudiante normal. Y siempre lo pensé así. No me gusta destacar ni tampoco ser un vago. Me gusta estudiar y, sobre todo aprender, algo que mucha gente no entiende, pero bueno. Tuve esa filosofía desde el principio y no me arrepiento de ello. Hice Bachillerato en su momento y logré sacar una buena media, la verdad es que esos dos años fueron increíbles. Pude poner mucho en práctica, como por ejemplo trabajar largos periodos de tiempo bajo presión. El resultado me sorprendió, sinceramente, pero el que es constante, al fin y al cabo acaba siendo recompensado tarde o temprano.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Mi primer “bloqueo estudiantil” o mi primera “piedra” fue al recibir las calificaciones de mi primera PAU. Pobre diablo, estudia y no logra lo que quiere. En un estado de tristeza y, a la vez, de rabia, tuve que elegir entre repetir las PAU o conformarme con otra cosa. Yo me conformo con lo que me gusta si puedo elegir, y podía, sin duda. Estuve un verano entero preparando el bloque de las Generales, y logré dejar de lado las quedadas veraniegas con mis amigos y la feria (aunque pude disfrutar de esos lujos algunos días que otros). Logré subir bastante en el primer bloque. Luego me presenté al otro bloque, el de las Específicas, en el cual logré sacar la mejor nota que se podía. Recuerdo esos días de emoción y de euforia, pues tenía una nota para poder entrar en la mayoría de las facultades. También recuerdo los primeros cortes del año pasado, y el miedo volvió. Unas notas bestiales. Sabía que con mi nota podía entrar, y especialmente en la facultad que tenía preferencia, pero esa idea se desvaneció al quedarme en el puesto 32. Opté por otra, la de Albacete, en la cual me aceptaron.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Tuve que trasladarme de ciudad (tenía que hacerlo de todas formas) y empezar un camino nuevo. Un camino que me había ganado con mayúsculas. Recuerdo mis primeras semanas, un caos. Ciudad nueva, gente nueva, amistades nuevas, compañeros nuevos, profesores diferentes de lo habitual, sistema de estudio distinto, asignaturas complejas y nuevas, horarios diferentes, y un largo etcétera. Pobre mocoso, ¿dónde estaba? Esa era la pregunta que me hacía al principio, un época que la recuerdo como si hubiese sido ayer mismo. También recuerdo las emociones que tuve entonces. Mucha tristeza por estar bastante lejos de mi familia, de mis amigos, y de mi tierra. Odio porque las cosas al principio no me salían como quería (mi error fue acostumbrarme a aprobar todo siempre). Miedo por todo lo que tenía que estudiar y si encajaría bien en toda esta historia. Y, sobre todo, alegría porque lo había conseguido.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]La ciudad es preciosa. La gente muy amable y simpática, generalmente. Sus parques son bonitos. Es una ciudad que tiene de todo, excepto mar, al que añoro bastante. Por otra parte, pude conocer lo que es vivir solo, lo cual me hizo madurar bastante, yo creo.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]La facultad de Medicina de Albacete (Universidad de Castilla-La Mancha) tiene un sistema de Fases muy raro de aprendizaje en 1º y en 2º. Si alguien le apetece conocerlo puede buscarlo por internet. En el antiguo foro estaba bastante bien detallado. Tuve 38 docentes en total. Sinceramente, no recuerdo el nombre ni de la mitad de ellos. Solo sé que de ese total, el 10% quiere enseñar realmente y le gusta hacerlo. El resto no, parecen como obligados. Docentes muy buenos y muy malos, existiendo los normales y los inhumanos que te suspenden con 4’9, de los cuales ni me limitaré a describirlos, pues no merecen ese lujo. Y, por último, en relación a mis compañeros/as, hay de todo como en la vida. Simpáticos y antipáticos. Amables y groseros. Educados y maleducados. Pijos y normales, etc. Pero eso sí, el “chip” de la competitividad lo tienen desde hace muchos años, y la mayoría no logran quitárselo al entrar. Error. Por favor, a los nuevos que entráis este año, quitaos ese maldito “chip” de encima. La competitividad puertas afuera es necesaria para poder entrar, pero dentro ya no, solo daña e impide al grupo avanzar por un bien común. ¿A qué me refiero? A pasar preguntas de años anteriores que se hicieron para su libre difusión. Pues no. Aquél que las tiene no las pasa, en el 90% de las veces. Así que, mejor, dejemos de llamarlos “compañeros/as”, pues no lo son. Pueden llamarse de otra forma, y eso ya es juicio del lector o de la lectora, en todo caso.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]En relación a mi trayectoria, la resumo. El primer cuatrimestre fue desastroso. Me encantaban las asignaturas, pero las pruebas tipo test nunca fueron mi fuerte. No estaba acostumbrado a esa forma de evaluar tan extraña y a la vez tan rápida. El segundo cuatrimestre, con mil consejos tanto de alumnos de años superiores como de profesores y familiares, fue un poco mejor. A pesar de no aprobar las 10 asignaturas al principio, me encantaba estudiarlas, y sobre todo Anatomía. Menuda belleza. En los extraordinarios me pude ver en una situación que me superaba. Tenía que aprobar el 60% de las asignaturas de 1º en menos de un mes (sí, todas las que no había aprobado en los ordinarios, porque podía con todas). Y pude. Horas y horas estudiando. Nervios hasta las puntas de los pelos y mucha motivación, especialmente. Pude conocer en primera persona a mis “amigos/as” y a aquellos que estuvieron a mi lado desde el principio. Son dignos de recordar, sin lugar a dudas.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Y ahora aquí estoy. Escribiendo esto con el fin de poder dar unos trazos de mi vida resumida al máximo para el que lo necesite, con el fin que sea. Me preguntan mucho siempre lo mismo. ¿Realmente valió la pena hacer todo eso para entrar?, ¿y para mantenerte de pie a pesar de haberte ido fatal aunque en el final hayas remontado? Sí. Si se tiene claro el objetivo, el camino merece la pena. Yo siempre digo lo mismo: no hay nada más gratificante que hacer y lograr lo que anhelas. Algunas noches al irme a dormir pienso en ese mocoso que era de pequeño, con la bata que me arrastraba y con el fonendo gigante alrededor del cuello. Era muy feliz, y lo sigo siendo (y espero seguir siéndolo toda mi vida), porque la felicidad es hacer aquello que te gusta y con lo que siempre te has identificado, rodeado de los que te quieren.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Gracias,[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Antiguo Moderador y miembro del foro.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Realmente no recuerdo cuándo empezó mi motivación para empezar esta carrera, la cual no pinta muy bien leyendo los consejos que Esculapio dio a su hijo. Solo sé que era muy pequeño, y desde ese momento supe que quería ser médico. Cabe destacar que toda decisión tiene un componente externo, y en mi caso puede ser que, al tener familiares médicos, pude ver a los médicos como “héroes” desde pequeño hasta hoy, lo cual posiblemente me haya influenciado. A medida que iba creciendo, mi asombro por este mundo aumentaba, hasta el punto que me interesaban todas las noticias del campo médico y decidí que mi futuro tenía que ser ese. Mucha gente me dice que es “vocación” o algo así, pero yo les insisto que no. La vocación no se puede tener a esa edad, ni en la que tengo ahora. La vocación aparece cuando te enfrentas a la situación y no antes, pues tienes que vivirlo para llamarlo de esa forma.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Me considero un estudiante normal. Y siempre lo pensé así. No me gusta destacar ni tampoco ser un vago. Me gusta estudiar y, sobre todo aprender, algo que mucha gente no entiende, pero bueno. Tuve esa filosofía desde el principio y no me arrepiento de ello. Hice Bachillerato en su momento y logré sacar una buena media, la verdad es que esos dos años fueron increíbles. Pude poner mucho en práctica, como por ejemplo trabajar largos periodos de tiempo bajo presión. El resultado me sorprendió, sinceramente, pero el que es constante, al fin y al cabo acaba siendo recompensado tarde o temprano.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Mi primer “bloqueo estudiantil” o mi primera “piedra” fue al recibir las calificaciones de mi primera PAU. Pobre diablo, estudia y no logra lo que quiere. En un estado de tristeza y, a la vez, de rabia, tuve que elegir entre repetir las PAU o conformarme con otra cosa. Yo me conformo con lo que me gusta si puedo elegir, y podía, sin duda. Estuve un verano entero preparando el bloque de las Generales, y logré dejar de lado las quedadas veraniegas con mis amigos y la feria (aunque pude disfrutar de esos lujos algunos días que otros). Logré subir bastante en el primer bloque. Luego me presenté al otro bloque, el de las Específicas, en el cual logré sacar la mejor nota que se podía. Recuerdo esos días de emoción y de euforia, pues tenía una nota para poder entrar en la mayoría de las facultades. También recuerdo los primeros cortes del año pasado, y el miedo volvió. Unas notas bestiales. Sabía que con mi nota podía entrar, y especialmente en la facultad que tenía preferencia, pero esa idea se desvaneció al quedarme en el puesto 32. Opté por otra, la de Albacete, en la cual me aceptaron.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Tuve que trasladarme de ciudad (tenía que hacerlo de todas formas) y empezar un camino nuevo. Un camino que me había ganado con mayúsculas. Recuerdo mis primeras semanas, un caos. Ciudad nueva, gente nueva, amistades nuevas, compañeros nuevos, profesores diferentes de lo habitual, sistema de estudio distinto, asignaturas complejas y nuevas, horarios diferentes, y un largo etcétera. Pobre mocoso, ¿dónde estaba? Esa era la pregunta que me hacía al principio, un época que la recuerdo como si hubiese sido ayer mismo. También recuerdo las emociones que tuve entonces. Mucha tristeza por estar bastante lejos de mi familia, de mis amigos, y de mi tierra. Odio porque las cosas al principio no me salían como quería (mi error fue acostumbrarme a aprobar todo siempre). Miedo por todo lo que tenía que estudiar y si encajaría bien en toda esta historia. Y, sobre todo, alegría porque lo había conseguido.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]La ciudad es preciosa. La gente muy amable y simpática, generalmente. Sus parques son bonitos. Es una ciudad que tiene de todo, excepto mar, al que añoro bastante. Por otra parte, pude conocer lo que es vivir solo, lo cual me hizo madurar bastante, yo creo.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]La facultad de Medicina de Albacete (Universidad de Castilla-La Mancha) tiene un sistema de Fases muy raro de aprendizaje en 1º y en 2º. Si alguien le apetece conocerlo puede buscarlo por internet. En el antiguo foro estaba bastante bien detallado. Tuve 38 docentes en total. Sinceramente, no recuerdo el nombre ni de la mitad de ellos. Solo sé que de ese total, el 10% quiere enseñar realmente y le gusta hacerlo. El resto no, parecen como obligados. Docentes muy buenos y muy malos, existiendo los normales y los inhumanos que te suspenden con 4’9, de los cuales ni me limitaré a describirlos, pues no merecen ese lujo. Y, por último, en relación a mis compañeros/as, hay de todo como en la vida. Simpáticos y antipáticos. Amables y groseros. Educados y maleducados. Pijos y normales, etc. Pero eso sí, el “chip” de la competitividad lo tienen desde hace muchos años, y la mayoría no logran quitárselo al entrar. Error. Por favor, a los nuevos que entráis este año, quitaos ese maldito “chip” de encima. La competitividad puertas afuera es necesaria para poder entrar, pero dentro ya no, solo daña e impide al grupo avanzar por un bien común. ¿A qué me refiero? A pasar preguntas de años anteriores que se hicieron para su libre difusión. Pues no. Aquél que las tiene no las pasa, en el 90% de las veces. Así que, mejor, dejemos de llamarlos “compañeros/as”, pues no lo son. Pueden llamarse de otra forma, y eso ya es juicio del lector o de la lectora, en todo caso.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]En relación a mi trayectoria, la resumo. El primer cuatrimestre fue desastroso. Me encantaban las asignaturas, pero las pruebas tipo test nunca fueron mi fuerte. No estaba acostumbrado a esa forma de evaluar tan extraña y a la vez tan rápida. El segundo cuatrimestre, con mil consejos tanto de alumnos de años superiores como de profesores y familiares, fue un poco mejor. A pesar de no aprobar las 10 asignaturas al principio, me encantaba estudiarlas, y sobre todo Anatomía. Menuda belleza. En los extraordinarios me pude ver en una situación que me superaba. Tenía que aprobar el 60% de las asignaturas de 1º en menos de un mes (sí, todas las que no había aprobado en los ordinarios, porque podía con todas). Y pude. Horas y horas estudiando. Nervios hasta las puntas de los pelos y mucha motivación, especialmente. Pude conocer en primera persona a mis “amigos/as” y a aquellos que estuvieron a mi lado desde el principio. Son dignos de recordar, sin lugar a dudas.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Y ahora aquí estoy. Escribiendo esto con el fin de poder dar unos trazos de mi vida resumida al máximo para el que lo necesite, con el fin que sea. Me preguntan mucho siempre lo mismo. ¿Realmente valió la pena hacer todo eso para entrar?, ¿y para mantenerte de pie a pesar de haberte ido fatal aunque en el final hayas remontado? Sí. Si se tiene claro el objetivo, el camino merece la pena. Yo siempre digo lo mismo: no hay nada más gratificante que hacer y lograr lo que anhelas. Algunas noches al irme a dormir pienso en ese mocoso que era de pequeño, con la bata que me arrastraba y con el fonendo gigante alrededor del cuello. Era muy feliz, y lo sigo siendo (y espero seguir siéndolo toda mi vida), porque la felicidad es hacer aquello que te gusta y con lo que siempre te has identificado, rodeado de los que te quieren.[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Gracias,[/font]
[font=Helvetica,sans-serif]Antiguo Moderador y miembro del foro.[/font]