Todo el mundo se presenta al mismo examen, todo el mundo obtiene nº de orden en función de su nota de examen (90 %) y su nota de baremo (10 %), todo el mundo es llamado a elegir en función de su nº de orden, todos juntos, a todo el mundo se le ofrecen las mismas plazas y el ordenador sabe (se ha codificado antes) quien va por el turno general, quien va por el turno de discapacitados (que por cierto son muchos menos que plazas), y quien va por el cupo del 4 % de extranjeros.
Cuando pasa a elegir un nº determinado el ordenador hace dos operaciones, la primera descuenta una plaza concreta por su especialidad y centro y se la adjudica a un nº de orden con nombre y apellidos. El ordenador sabe si ese nº de orden, con nombre y apellidos y un código identificador, participa por el turno de discapacitados, por el turno general y a su vez si está afectado o no por el cupo de extranjeros.
El turno de discapacitados parte con un límite genérico (un nº) que coincide con el 7 % de las plazas (este año 6102*0.07=427), a su vez el cupo de extranjeros parte con un límite genérico (un nº) que coincide con el 4 % de las plazas (este año 6102*0.04=244)
Todo el mundo es llamado a elegir por riguroso nº de orden pertenezca a un turno u otro, esté afectado por el cupo o no.
Si tiene el nº 600 y pertenece al turno de discapacitados y es el primero de ese turno en elegir el ordenador hace la siguiente operación interna (427-1=426) por lo tanto el nuevo saldo de discapacitados es 426 y así sucesivamente.
Lo mismo hace con el turno general y lo mismo hace con el cupo de extranjeros.
Cuando el saldo se hace 0 (igual a cero) en el cupo de extranjeros el ordenar avisa y la persona del estrado que dirige los Actos de Asignación se levante y lo comunica invitando a salir de la Sala a todos loa afectados por el cupo que no hubieran podido elegir.
Si las plazas que quedan sin asignar se igualaran al nº de afectados por el turno de discapacitados que quedaran por elegir, el ordenador avisaría y la persona del estrado que dirige los Actos de Asignación se levantaría y suspendería el turno general comenzando a llamar a los que quedaran del turno de discapacitados hasta consumir todas las plazas, y si alguna no la quisieran los discapacitados que quedaran se volvería a reanudar el turno general hasta que su su saldo se hiciera 0 o hasta que no quedara nadie por elegir quedando plazas el resto de plazas desiertas.
Hasta aquí la teoría, en la práctica no ha hecho falta nunca suspender el turno general, ¿por qué?
Porque todos los subconjuntos que participan en el MIR, por pequeños que sean se distribuyen por todas las notas de examen y por tanto por todos los nº de orden, de tal manera que si hay 50 examinados por el turno de discapacidad y 7360 examinados que han pasado la nota de corte, resultará que habrá discapacitados de todas las notas y por tanto no será necesario suspender el turno general, máxime habiendo quedado sin cubrir el año pasado más de 500 plazas en el primer llamamiento, y el anterior menos pero también muchas.
Moraleja, en el MIR lo único que vale es sacar un buen nº de orden, que es con lo que se elige plaza.
Otra cosa sería que al turno de discapacitados concurrieran 400 médicos, entonces si serviría de algo para los afectados porque asegurarían una plaza de las 427 reservadas a su turno (6102*0.07=427) . Por cierto si se presentaran mas discapacitados que plazas en su turno solo se podrían elegir las plazas reservadas, y el resto no podrían optar a plaza, porque el turno de discapacitados es exclusivo y excluyente.
En la práctica, presentándose tan pocos, ni sus posibles ventajas ni sus posibles inconvenientes tienen ningún efecto práctico para los afectados (no llegan a 100 los que se inscriben en el turno, aún son menos los que se presentan, y aún son menos los que superan la nota de corte.
Resumen: Los discapacitados no optan al 7 % de las plazas de cada especialidad, sino a un nº de plazas global, no específicas, que coincide con el 7 % del total de las ofertadas, es un nº simplemente sin apellidos de especialidad.
Saludos