Ante dudas de esta naturaleza, lo mejor y lo más recomendable es repasar la Neuroanatomía, para así poder comprender las correlacioes anatomoclínicas. Desde el punto de vista clínico es esencial conocer al menos tres vías que recorren la médula, aparte de la disposición de la sustancia gris en astas anteriores (motoras) y posteriores (sensitivas).
1 - La primera vía es el haz espino-talámico (lateral y anterior) que se sitúa en la parte anterior del cordón lateral. Esta vía se va constituyendo de prolongaciones provenientes de las neuronas del asta posterior del lado contrario, que cruzan la sustancia gris pasando por la zona periependimaria. La incorporación a esta vía de los axones se hace casi a la misma altura (1-3 metámeras) de la neurona origen. Es, por tanto, una vía cruzada a medida que se va formando. Lleva la sensibilidad táctil (propioceptiva)y del dolor y temperatura.
Si pensamos en la disposición de los axones en esta vía, observando la médula de abajo hacia arriba, a medida que se van incorporando axones, los que ya estaban en la vía espino-talámica van siendo rechazados hacia fuera. De forma que la disposición en "capas" concéntricas en esta vía, a medida que ascendemos en la médula, sitúa las fibras de la zona inferior del cuerpo más exteriores que las fibras de la zona más superior que se están incorporando.
2 - Haz piramidal cruzado, situado en la parte posterior del cordón lateral. Está constituido por las prolongaciones de las neuronas piramidales corticales contralaterales. Es una vía no cruzada a lo largo de toda la médula, aunque se ha cruzado ya a nivel de la decusación de las pirámides en el bulbo.
Al descender a lo largo de la médula, las prolongaciones que antes abandonan la vía son las correspondientes a la parte más interna, ya que tienen que ir hacia el interior de la médula hacia las astas anteriores. De forma que, al final, la disposición de las fibras dentro del haz piramidal es similar al haz espino-talámico: las fibras más internas se corresponden con las zonas superiores del cuerpo y las fibras más externas, con las zonas más inferiores.
3 - Cordones posteriores, formados por los haces de Goll y Burdach, que llevan la sensibilidad táctil epicrítica y la sensibilidad propioceptiva. A estos haces se van incorporando axones de las neuronas del ganglio raquídeo y asta posterior del mismo lado y ascienden sin cruzarse a lo largo de toda la médula. Se cruzarán posteriormente a nivel del tronco cerebral tras hacer conexión en los núcleos de Goll y Burdach, para llevar la información a las neuronas corticales contralaterales.
(no me creo que haya conseguido introducir una imagen, al fin!!!)
La disposición de las fibras dentro del haz es similar a las anteriores vías: la zona inferior del cuerpo va quedando más externa a medida que se incorporan fibras de zonas superiores, que quedan más internas con respecto al centro de la médula. Esto tiene dos implicaciones clínicas importantes:
A.- Si seccionamos o comprimimos una de las mitades de la médula (hemisección medular) vamos a tener:
* Afectación de fuerza en las extremidades ipsilaterales por debajo de la lesión (síndrome piramidal, con paresia espástica, exaltación de reflejos osteotendinosos, desaparición de reflejos cutáneos y aparición del signo de Babinski).
* Alteración de la sensibilidad contralateral, por debajo de la lesión, sobre todo al calor y temperatura.
* Alteración de la sensibilidad epicrítica y profunda en el mismo lado de la lesión (Aquí podríamos citar
el tacto).
Esta disociación entre la afectación de fuerza en un lado del cuerpo y afectación de la sensibilidad en el otro diferencia las lesiones medulares de las cerebrales, donde la afectación de sensibilidad y fuerza ocurre en el mismo lado.
B.- Debido a la somatotopía que hemos visto en las grandes vías, si la lesión compresiva va afectando a la médula desde fuera (extramedular), se van a observar alteraciones progresivas de las vías referidas (fuerza y sensibilidad) que van a iniciarse en las partes más inferiores del cuerpo (extremidades inferiores) y va a ir ascendiendo hasta llegar al lugar de la compresión.
Por el contrario, si la lesión compresiva es intramedular se va a afectar primero la parte interna de las vías. Es decir, la clínica de paresia e hipoestesia va descendiendo desde el nivel de la lesión hacia extremidades inferiores.
Fuente. neurorgs.com/?p=/doc/pre/tema11.asp