Los coordinadores de las áreas de investigación del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud (IUNICS), secundados por el cirujano cardíaco Josep Oriol Bonnín, como delegado de los jefes de servicio de Son Espases en el Instituto, han alzado su voz para reclamar unos estudios de Medicina en esta comunidad. La única del país, recalcan, que no cuenta con ellos. «El agravio comparativo con otras regiones es notorio», lamentan.
En una carta remitida a este rotativo, investigadores tan reputados como Fèlix Grases, director del IUNICS, Miquel Roca, coordinador del área de Neurociencias, o Miguel Fiol, responsable de enfermedades renales y cardiovasculares, entre otros, defienden la creación de una facultad de Medicina porque, estiman, «la existencia de estos estudios supone un salto de calidad asistencial que revierte en una mejora directa en la calidad de vida de la población».
Otro argumento que apuntan para la creación de esta facultad es que, en los últimos seis años, el lapso de tiempo de una licenciatura, «353 alumnos de Balears están cursando estudios de Medicina en diversas universidades del país y más de sesenta han tenido que marchar a Hungría, Rumanía, República Checa y Eslovenia», para poder estudiar Medicina.
También recalcan que la inversión en infraestrucutras sería mínima ya que, recuerdan, en Son Espases hay una planta, actualmente en desuso, con 1.700 metros cuadrados hábiles para estos estudios y 17 aulas adicionales con una superficie total de 1.220 metros cuadrados dotadas de todos los medios audiovisuales necesarios para realizar vídeoconferencias o seguir intervenciones quirúrgicas en directo.
Asimismo, recuerdan que la UIB cuenta ya con un plan de estudios de Medicina aprobado por la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) «totalmente listo para ser implantado y consolidado».
Sobre su implantación, aconsejan empezar por el desarrollo del segundo ciclo de los estudios (de tercero a sexto curso), que es el más orientado hacia la práctica clínica, por varias ventajas: reducción de costes, inmediatez de la implantación y, subrayan, «porque no aumentaría el número de estudiantes del país que tanto preocupa a ciertos sectores» y los alumnos contarían con unas instalaciones amplias y bien dotadas.
También apuntan que la no implantación de estos estudios supone una merma para las rentas de las familias de los estudiantes, que han de pagar matrículas, vivienda y mantenimiento de sus hijos en otras comunidades, por no hablar de las puertas que se cierran para las familias que no pueden afrontar estos gastos. Por último, señalan que la creación de estos estudios favorecería la acreditación del Instituto de Investigación y la captación de fondos nacionales e internacionales que permitiría atraer a la industria de innovación y tecnología, lo que abriría la posibilidad de crear patentes y empresas derivadas de la investigación universitaria
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