Desde 2001 hasta 2011 se han convalidado más títulos extracomunitarios (50.205) que médicos se han licenciado en las facultades españolas (46.194), más de 4.000. Ante estos datos del Ministerio de Educación y del Ministerio de Sanidad, las preguntas que se hace la profesión médica son muchas: ¿Dónde están esos 50.205 médicos? ¿Han realizado el MIR? ¿Han homologado el título en España y se han marchado a Europa? ¿Qué criterios ha seguido Educación para llevar a cabo tantas homologaciones en diez años? La falta de un registro de profesionales que sirva para planificar y ordenar los recursos humanos del Sistema Nacional de Salud (SNS) no hace más que acrecentar estas interrogantes.
El vocal de Médicos con Empleo Precario de la Organización Médica Colegial (OMC) está convencido de que la gran mayoría de los más de 50.000 extracomunitarios que homologaron su título en España están ahora fuera del SNS, posiblemente en sus países de origen. «Se han podido quedar en España unos 20.000», estima Rivas, al que le preocupa sobremanera la calidad de esas homologaciones. Como él, Enrique Lázaro, presidente del CEEM, está convencido de que la convalidación de un título debe asegurar una igualdad de conocimientos y habilidades respecto al título español, «y creemos que Educación debe velar por ello».
Los expertos en demografía médica consideran que este número desproporcionado de homologaciones se debe a varias razones. «En estas épocas empezó a funcionar el efecto llamada al hacerse públicas las necesidades de médicos, aunque realmente sólo afectaban a ciertas especialidades, lo que parecía asegurar tener un puesto asistencial en España. Esta situación fue el detonante de una gran cantidad de solicitudes de homologación por parte de médicos no españoles», explica Ricardo Rigual, presidente de la Confederación de Decanos de Medicina.
Miguel Ángel García, coordinador de Estudios de CESM, también atribuye esta circunstancia al efecto llamada. «A pesar de que no había déficit de médicos, el hecho de que las regiones se agobiaran con los problemas que encontraban para atraer médicos cuando las cifras estaban ajustadas y fueran a buscar médicos a países en origen motivó la creación de ese efecto llamada, y muchos más médicos de esos países quisieron venir a probar suerte, la mayoría de ellos haciendo después el MIR aquí». García también dice que en este decenio se han homologado más títulos de la cuenta por otro motivo: «El progresivo aumento del numerus clausus de las facultades, que comenzó en 2005/2006 se empieza a notar ahora».
El presidente de los decanos quiere resaltar que, a pesar de que muchos de estos médicos extracomunitarios se presentaron a la prueba MIR y compitieron con los licenciados en España, «algunos de ellos han conseguido unos buenos resultados en la prueba MIR y que son profesionales perfectamente cualificados para ejercer en el SNS. En cualquier, caso no parece muy consecuente que el Ministerio de Educación se convirtiera en la mayor facultad de Medicina al que no afecta el numerus clausus«, se lamenta el presidente de los decanos.
Lo cierto es que la profesión insiste en que la comunicación entre Educación y Sanidad debería ser más fluida y coordinada, ya que todos los temas relacionados con los médicos y sus necesidades vienen regulados por deciciones de ambas instituciones y se podría evitar un desfase entre títulos homologados, egresados de las facultades y plazas MIR ofertadas. «Los responsables de Educación deberían planificar el numerus clausus de acceso a las facultades de Medicina», dice el presidente de los decanos.
El desequilibrio que hay entre la oferta del grado y la de posgrado es constante. Es cierto que con la crisis económica ha habido un paulatino descenso de la oferta MIR, ya que las comunidades autónomas han reaccionado limitando la oferta de plazas de formación especializada en las últimas tres convocatorias: 2010/2011 (-1,0 por ciento), 2011/2012 (-2,47 por ciento) y 2012/2013 (-4,70 por ciento) , pero los expertos insisten en que esta medida debería ir acompañada de una progresiva bajada de la oferta docente del grado: en 2006 había 28 facultades de Medicina y ahora hay 40.
En este aspecto, Rigual argumenta que se han formado más especialistas de los necesarios, «puesto que actualmente son muchos los que han terminado la etapa MIR y no tienen acceso a un puesto de trabajo».
El coordinador de Estudios de CESM explica que la planificación de recursos es algo vivo y dinámico, y hay que actuar con prudencia y siempre mirando la evolución de la situación. «Nuestra postura en 2005-2007 era clara: si las cosas seguían igual había que llegar a los 7.000 puestos anuales poco a poco, mantenerlos una década, y después reducir hasta alcanzar el equilibrio. Con esta perspectiva, de posible reducción posterior, la clave no debería haber sido crear facultades privadas, que precisan un volumen mínimo para ser rentables, sino el incremento temporal de plazas y medios (que no se hizo) en las facultades ya existentes, y quizás creación de nuevas allí donde no hubiera previamente».
La crisis hizo rectificar las proyecciones. «Desde hace dos años, estamos reclamando que se adelante esa reducción y se apunte ya a un horizonte de en torno a los 5.500, pero ahora veremos cuándo y cómo lo hacen, porque parece difícil que puedan reducir plazas privadas salvo que se cierren algunas de esas facultades», concluye García.
La proporción ideal de recién licenciados por plaza MIR ofertada debería ser flexible: «Si el mercado laboral está cerrado, como ahora, puede ser bueno que el número de plazas MIR supere la proporción de 1 egresado por plaza (1:1), para potenciar el potencial formativo. En otras épocas, la ratio ideal podría estar cercana a dicha proporción para dar algo de flexibilidad, dado que los médicos que quisieran recircular compensarían a los que optaran por vías no asistenciales «, dice Miguel Ángel García, coordinador de Estudios de CESM. Para el CEEM, la relación una plaza por egresado sería idílica, pero por ahora pide una reducción de los numerus clausus de unos 5.500, «que es el número de estudiantes que necesita el SNS», dice Enrique Lázaro, su presidente.
Fuente: CESM y Diario Médico