Paloma Escribano y María José Corbalán han llegado a la hora de la verdad. Ocho meses de estudio intensivo quedan atrás. Frente a ellas, la puerta del aula del campus de Espinardo en la que pasarán las próximas cinco horas lidiando con 225 preguntas tipo test que marcarán su futuro. «En estos momentos preferimos no pensar, cuando terminemos ya tendremos tiempo de plantearnos a qué especialidad podemos aspirar con la nota que consigamos», confiesan.
A su lado se arremolinan, templando los nervios, decenas de jóvenes titulados en Medicina. Cada uno con sus sueños, sus expectativas y sus ganas de pasar este trance para poder enfundarse cuanto antes la bata blanca de médico interno residente (MIR). Cada cual hace sus cálculos. «Dicen que Rayos tiene mucho futuro, y también Dermatología. Pero se necesita mucha nota para conseguir una plaza de esa especialidad», explica Paloma Escribano. Hace unos años, quien pasaba el MIR tenía ya prácticamente el camino laboral despejado, porque el paro entre los médicos era inexistente. Ahora, sin embargo, hay más sombras. «Muchos se van al extranjero una vez terminan el periodo de residencia», asegura Escribano.
Otros, como Eloy Martínez, no opinan lo mismo. «Me gustaría hacer Medicina de Familia, y creo que no tendré problemas después para encontrar un empleo; en nuestra profesión hay trabajo», cuenta. «Después de todo lo que hemos luchado, confío en que la cosa mejore», ruega por su parte Cristina López, que se presenta por segunda vez. El año pasado obtuvo plaza en Familia, pero ha decidido repetir para sacar más nota y buscar otra especialidad.
A las cuatro de la tarde, las puertas de las aulas se abren. La suerte está echada. Uno a uno, los diferentes tribunales van llamando por su nombre a los 658 titulados en Medicina que han acudido a batirse el cobre. Pero no solo hay médicos, también 1.502 enfermeros que aspiran al EIR, el equivalente al MIR en su rama sanitaria, así como biólogos, físicos, químicos y farmacéuticos. Si entre los facultativos hay inquietud, entre los enfermeros hay directamente desolación ante el panorama que se les presenta, mucho más negro. «El futuro laboral está fatal, la gente se está marchando al extranjero porque aquí ya no hay oportunidades», confiesa una chica que pasa a la carrera porque llega con el tiempo justo.
En total, 2.559 sanitarios se han presentado a las pruebas en Murcia. El examen es nacional, lo que significa que compiten con otros 33.400 aspirantes en toda España por las 7.602 plazas que ofrece el conjunto del Sistema Nacional de Salud. La oferta ha caído un 3% con respecto al curso pasado
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