Clases, entrenamientos con el Clínicas Rincón en Los Guindos, prácticas en la facultad, partidos con el Unicaja, exámenes, viaje a Atenas para jugar Euroliga, apuntes retrasados… El día a día de Luis Conde González es muy especial. El malagueño encarna, en plena crisis de valores y con una juventud bastante «despistada», todos esos aspectos tan perdidos últimamente: trabajo, sacrificio, tesón, esfuerzo, afán de superación y cabeza, una mente bien amueblada.
Luis estudia Medicina en la Universidad de Málaga y juega al máximo nivel en el Clínicas Rincón, equipo de LEB Oro –segunda categoría del baloncesto nacional–, compaginándolo también con el Unicaja. De hecho, ha disputado ya tres encuentros esta temporada, dos de Liga Endesa y otro de Euroliga, en la pista del Olympiacos, el vigente campeón de Europa. Casi nada…
Entre partido de ACB con el Unicaja y otro de LEB Oro con el Clínicas Rincón, Luis tiene tiempo de sacar adelante una carrera tan compleja y absorbente como es la de Medicina. El malagueño (17/2/93) ya cursa el tercer curso. «Tengo seis asignaturas de segundo y he cogido otras de tercero», explica el jugador y estudiante, que nos introduce en la Facultad, donde no para de saludar a compañeros y amigos.
«Ahora estoy un poco a caballo entre un curso y otro, y tengo compañeros de dos años diferentes, pero lo llevo bien, no me quejo, son muy comprensivos conmigo. Me ayudan en todo lo que pueden, me dejan apuntes», explica Conde, un estudiante atípico y diferente.
Cuando en la charla se habla sobre la maravillosa etapa universitaria, con largas sesiones de cafetería, «escapadas» a cines y salidas nocturnas con compañeros, Luis pone cara de póquer. «Ésa no es mi vida universitaria», responde. «Yo, cuando vengo a la Facultad, es para ir a clase o a las prácticas, que no puedo saltármelas. Y si no, pues estoy entrenando con el equipo o de viaje», señala.
No es un chico normal de 20 años, ni mucho menos. A su edad, Luis ya acumula muchas experiencias en la mochila. El deporte obliga a la persona a madurar más rápidamente. Con 16 años ya debutó en LEB Oro, en la pista del histórico CAI ante más de 8.000 aficionados. El jugador se enfrenta a situaciones límites, de gran estrés, en un juego de equipo, en el que prima el interés colectivo al individual. Más valores que colecciona Conde.
A sus 21 años cualquier deportista estaría comenzando su carrera en la elite. Y, sin embargo, para él estuvo a punto de finalizar este pasado verano. Su equipo, el Clínicas Rincón, filial del Unicaja, iba a desaparecer. Se habló de salir en EBA, un nivel que a Conde se le queda muy pequeño. «Tenía claro que si no jugaba en el Clínicas dejaba el baloncesto. Mi vida pasa por la Medicina, no por el baloncesto, lo tengo muy claro».
Conde habla sin tapujos y con las ideas meridianamente claras. La carrera de Medicina consta de seis cursos y luego está el MIR, más la especialidad. Nunca menos de diez años que le están exigiendo muchísimo. Quiere especializarse en traumatología –como su padre–, aunque no descarta realizar un Máster en Medicina Deportiva, para seguir vinculado al mundo de la canasta.
Su personalidad y su carácter no pasan inadvertidos para nadie. Joan Plaza, entrenador del Unicaja, no dudó en llevárselo al primer equipo para realizar toda la pretemporada. Y cuando se le cuestionó sobre el escolta de 1,93 metros, Plaza respondió: «Luis es un reloj». Valora tanto su juego que no ha dudado en darle tres partidos de confianza en el Unicaja y entrena habitualmente con los «mayores».
Su entrenador, Francis Tomé, tiene palabras elogiosas para él: «Es un icono para todos los niños de la cantera, porque es el mejor ejemplo en la cancha, siendo el mejor defensor del equipo, se entrena y trabaja como el que más, y eso mismo lo hace en casa delante de los libros».
Y el director de cantera del Unicaja, Ramón García, se quita el sombrero ante Luis. «Es el jugador más responsable y organizado que yo he conocido jamás, y llevo toda la vida en el baloncesto, y lo hace compaginando su faceta deportiva y académica»
Luis fue al colegio de La Presentación. Era el más alto y desde siempre practicó deporte. Se le dio especialmente bien tanto el tenis como el baloncesto, y se decantó por el deporte de la canasta en El Palo, desde minibásket a cadete.
«Snoopy», para los compañeros
Apodado por sus compañeros de vestuario «Snoopy» por su cierto parecido con el personaje de animación creado por Charles M. Schulz, Conde es fiel a su tradición de niño: al terminar el entrenamiento saca de su mochila un pastelito y un zumo y se los va tomando de camino al coche. Su carácter tranquilo se transforma cuando en el entrenamiento le llaman «stooper» (especialista defensivo en la NBA), porque él es mucho más que un gran defensor gracias a su gran lectura de juego en ataque.
Guarda una relación muy estrecha con su entrenador, Francis Tomé, con quien ha coincidido durante toda su etapa en Los Guindos en las categorías inferiores del Unicaja. De hecho, en el vestuario siempre bromean con los similares gustos del técnico y del escolta al elegir la ropa y «acusan» a Conde de «imitar» a su técnico. La broma llegó hasta tal punto que la pasada Navidad, en la cena del «amigo invisible», Tomé le regaló una camiseta con la foto del propio técnico: «Para que no me imites más», le dijo, ante la sonrisa generalizada de todos los miembros del equipo.
En su apretadísima agenda sólo le queda tiempo para ver, cuando puede, a su novia Paloma. Y es que Conde no puede parar ni en verano, ya que es un asiduo de las categorías inferiores de la selección española. Este mismo verano, sin ir más lejos, se colgó la medalla de bronce en el Campeonato de Europa sub´20. Su mayor logro internacional ocurrió en categoría sub´16, cuando España, con Luis Conde, se colgó la medalla de oro en el Eurobásket de Kaunas (Lituania). Acudió también al Mundial sub´17 de Hamburgo, donde España firmó la décima plaza.
Junto a sus compañeros de Medicina, en uno de los laboratorios de prácticas, todos muestran su admiración por el día a día de Luis. «Tuvimos un compañero que estaba loco por el baloncesto y llegaba hasta a acosarle», dice una de las chicas de su clase, mientras los demás sonríen. «Es un tío estupendo», comenta otro.
Luis jugó anoche en Carranque ante el Oviedo un partido de la quinta jornada de Liga en LEB Oro. Y este mismo lunes tiene examen de «Anatomía Humana 2», la única asignatura que le queda «colgando» de primero de carrera. Le quedan otras seis de segundo y está matriculado en tres materias de tercero. La carrera dura seis cursos. «Los profesores son comprensivos, puedo cambiar fechas y la gran mayoría entienden mi situación». «Snoopy», mientras pueda, continuará con su «doble vida». Estudiante de Medicina y jugador de baloncesto, dos vidas a tiempo completo que él compagina a la perfección
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