La fatiga es un factor de riesgo importante para los errores y la mala toma de decisiones en el lugar de trabajo.
Los trabajadores no suelen percibir objetivamente su propio riesgo de fatiga.
Las actitudes hacia los descansos y las largas jornadas de trabajo de los profesionales de la salud serían consideradas no profesionales e ilegales en otros lugares de trabajo donde la seguridad es crítica.
Ninguna evidencia muestra que los trabajadores clínicos sean menos capaces de resistir la fatiga que aquellos en otras industrias.
Las horas de trabajo de los médicos generan un gran debate en todo el mundo, y los reguladores buscan equilibrar los riesgos de fatiga del personal con la necesidad de mantener el rendimiento y mantener bajos los costos de atención. Una encuesta nacional reciente de practicantes de anestesia encontró que la fatiga sigue siendo un peligro.
Los trabajadores cansados son más propensos a cometer errores de juicio, reaccionar lentamente, malinterpretar datos, omitir información clave y no cuestionar las cosas que no son seguras.
Los médicos históricamente han trabajado muchas horas, y en algunos países las duraciones de los turnos siguen siendo ligeramente reguladas.
Las Regulaciones Europeas sobre el Tiempo de Trabajo quizás son las más avanzadas para gestionar el riesgo de fatiga, pero se centran en la duración del desplazamiento individual y el promedio de horas de trabajo totales. Los médicos pueden optar por excluirse de los elementos de las reglamentaciones, y las pautas permiten a los profesionales descontar ciertos tipos de trabajo, como capacitación, práctica privada y tiempo de traslado. Otras industrias donde la seguridad es crítica dan mucha más importancia a los efectos acumulativos de la fatiga, teniendo en cuenta los patrones de trabajo y el manejo cuidadoso de las pausas al evaluar el riesgo.
Fuente y mas información: BMJ 2017;359:j5107